(Fuente: La Nación, 26 de marzo del 2008).
Cristina Kirchner criticó al agro y consideró "una extorsión" los cortes de rutas, a los que llamó "piquetes de la abundancia"; el discurso derivó en el regreso de los cacerolazos en todo el país; hubo serios enfrentamientos con piqueteros oficialistas
La primera intervención pública de Cristina Kirchner en el conflicto con el agro provocó el regreso de los cacerolazos y violentos enfrentamientos de manifestantes autoconvocados en la Plaza de Mayo con columnas de piqueteros oficialistas, lideradas por Luis D Elía y Emilio Pérsico. Estos se movilizaron para "recuperar la Plaza", como dijo D Elía, y para anular las protestas contra el Gobierno. Algo similar ocurría esta madrugada en Rosario.
La historia comenzó por la tarde, cuando la Presidenta criticó a los productores agropecuarios. Dijo que en las rutas se advertían "los piquetes de la abundancia", consideró "una extorsión" los cortes de caminos y el paro del sector y advirtió que utilizará "todos los instrumentos que la ley, la Constitución y el voto popular" le confieren para revertir la situación.
El discurso generó protestas en toda la pampa húmeda. Hacia la noche, las partes involucradas en el conflicto se mostraban inflexibles: el Gobierno anunció que no dialogará con el agro mientras se mantenga el paro y los ruralistas respondieron que no levantarán las medidas de fuerza.
El malestar se produjo cuando Cristina Kirchner improvisó un mensaje crítico contra el campo en la Casa Rosada, en medio de la firma de un convenio entre AySA y municipios bonaerenses. La Presidenta recibió fuertes críticas de la oposición y de la dirigencia del agro, y en las calles de Rosario, Santa Fe, La Plata, Santa Rosa, Córdoba, San Miguel de Tucumán, Junín, Suipacha y la Capital, por citar algunos casos, regresó el "cacerolazo" que hizo furor entre fines de 2001 y comienzos de 2002.
Cristina Kirchner señaló que existe una lucha de intereses detrás de la protesta agropecuaria: "Puedo entender sus intereses, pero sepan que tengo que gobernar para los intereses de todos los argentinos. Algunos sectores insisten con las prácticas de siempre y se niegan a cambiar y a comprender".
Como parte de su argumentación contra la protesta del campo, la Presidenta sostuvo que sin un dólar alto el agro no tendría la rentabilidad que tiene. Comparó la situación con la del sector en Brasil, que cuenta con un dólar libre. También indicó que, sin las retenciones, "los argentinos verían la carne sólo por televisión".
"Volvieron los piquetes más violentos y por el sector que tuvo la mayor rentabilidad en los últimos cuatro años y medio o cinco. Hace poco venían a pedir por favor políticas de crédito bancario para que no les remataran sus campos. Cuando hay pérdidas, la sociedad debería absorberlas; es una suerte de socialización de las vacas flacas; cuando las vacas vienen gordas, las vaquitas para ellos y las penitas para los demás", ensayó.
Los subsidios
En su sucesión de cuestionamientos al campo, la Presidenta recordó que "el gasoil [utilizado por los productores rurales] tiene un precio subsidiado por todos los argentinos", también el sector lechero recibe subsidios "para que la leche no tenga precios prohibitivos" en el mercado interno y "el IVA lo pagan todos, hasta los desocupados cuando van a comprar la leche o un kilo de pan".
Como parte del intento oficialista por desacreditar públicamente a los productores agropecuarios, la Presidenta recordó las inversiones que, promovidas por el Gobierno, tuvieron impacto en el negocio del campo.
l Dijo, primero, que desde la Casa Rosada se ordenó una inversión de 3600 millones de dólares para obras hidráulicas en el interior del país y que, con ellas, se recuperaron ocho millones de hectáreas para cultivos. Los terrenos favorecidos "quintuplicaron su valor inmobiliario", consideró Cristina Kirchner.
l Señaló, luego, que la gestión kirchnerista realizó obras viales por "unos 18.000 millones de dólares". De acuerdo con la interpretación presidencial, la ampliación de rutas benefició a los exportadores de granos y manufacturas industriales, que vieron así facilitado el transporte de mercaderías hacia los puertos. "¿Con qué fondos creen que se construyen esas obras de infraestructura?", preguntó.
"Nadie critica que [los ruralistas] puedan comprarse una 4x4, pero no parece bien que quieran hacerlo a costa de que otros argentinos no pueden acceder a las cuestiones más elementales", enfatizó. También se quejó de la escala salarial que se maneja en el campo: "El peón rural es el peor pagado y es el sector donde hay el mayor índice de trabajo en negro". Aseveró, además, que en las últimas semanas se exportaron "dos millones de toneladas de granos" y consideró que "la huelga se la están haciendo a los argentinos, porque las exportaciones siguen viento en popa".
Planteó al final casi una lucha de clases: "Pido a todos los argentinos un esfuerzo muy grande de tolerancia, porque siempre las pujas distributivas y los enfrentamientos con sectores generan violencia, violencia que he visto mucho más en los sectores de alto poder adquisitivo que en aquellos que no tenían trabajo".
Ofensiva de piqueteros kirchneristas
Cacería para ganar la Plaza
Fueron golpeados manifestantes que apoyaban el reclamo del campo
Parecía una cacería. Con Luis D’Elía a la cabeza, un grupo de 200 piqueteros avanzaba por la avenida Corrientes rumbo a la Plaza de Mayo y corrían a los manifestantes que regresaban a sus casas tras participar de la protesta contra el aumento de las retenciones.
“¡A los de la puta oligarquía, dale, dale! ¡Les vamos a meter las cacerolas en el culo!”, gritaba D’Elía, desencajado. Sus militantes arrinconaban a grupos aislados de manifestantes que, al ver avanzar a los piqueteros, escapaban a las corridas, asustados. El propio D’Elía se acercaba a los grupos, con mujeres y niños, que permanecían en la calle y, a pocos centímetros de la cara, les gritaba: “¡Piqueteros, carajo!”. Todo ocurría a metros del Obelisco, sin la presencia de un solo policía.
Al alcanzar la Plaza de la República, se desató la violencia: D’Elía golpeó en la cara a Alejandro Grahan, un dirigente de Gualeguaychú, que se le había acercado y lo había acusado de ser un “mercenario”. Enseguida, un grupo de piqueteros rodeó al manifestante, con sangre en su boca, y lo arrastró hasta la avenida 9 de Julio. Fue a las 23.45, minutos antes de que un grupo de 300 militantes oficialistas, encabezados por D’Elía y por el ex funcionario bonaerense Emilio Pérsico, desplazara a la gente que se manifestaba con un cacerolazo en la Plaza de Mayo, desde las 20.
Cuando los piqueteros llegaron a la Plaza, minutos después de la medianoche, se produjeron los mayores incidentes. El bando de D´Elía y Pérsico se enfrentó con un grupo de manifestantes de la protesta del campo, en su mayoría jóvenes, que se quedó a resistir el avance de los militantes oficialistas en la esquina de la plaza que da a la Catredral Metropolitana.
Hubo choques, piñas, insultos y una tensión permanente ante el peligro de que la gresca se generalizara. De los dos lados, jóvenes se invitaban a pelear. "¡Vayan a trabajar!", gritaba el grupo procampo. "¡Oligarcas!", les replicaban los otros.
Los militantes de Pérsico, que se concentraron en Avenida de Mayo y Perú, ya habían chocado con grupos de manifestantes que abandonaban la plaza. Fueron treinta minutos de empujones, golpes y patadas. Volaron cacerolas hacia un lado y palos hacia el otro ante la permisividad policial. Treinta policías de infantería, otros tantos con uniforme de calle y varios más de civil estaban sobre la calle Perú, a sólo veinte metros de los incidentes, sin intervenir ni para separar los bandos que no cedían ni un centrímetro sus posiciones.
D´Elía llegó a la carrera con su gente. Se contactó con el ala de Pérsico y le dijo a su aliado: "Los empujamos hasta la Pirámide". Y lo hicieron. A los golpes.
D´Elía se subió a la Pirámide de Mayo y empezó a los gritos: "¡La Plaza es nuestra, la puta que lo parió!" Un centenar de piqueteros oficialistas se abrazaba mientras su líder se abría paso a los empujones. Había logrado su objetivo. Fue ésa la fotografía final de una jornada signada por la tensión: enfrentamientos, corridas y un cacerolazo que había empezado pacíficamente cuatro horas antes.
Todos en la calle
Desde las 20, el sonido de las cacerolas empezó a recorrer los barrios del norte de la Capital. Hubo manifestaciones espontáneas en Recoleta, Barrio Norte, Retiro, Caballito, Belgrano y Villa Crespo. Un numeroso grupo de manifestantes se congregó frente a la quinta presidencial de Olivos e hizo sonar allí su reclamo contra la política agropecuaria del Gobierno y el discurso de la Presidenta.
Mucho más lejos también sucedía lo mismo. En Córdoba, cientos de manifestantes improvisaron una bulliciosa marcha con cacerolas y banderas argentinas.
Un poco más tarde, en Rosario ocurrió lo mismo. En La Plata, a las 21, unas 200 personas se concentraron en 7 y 50. Una hora después ya eran 2000. Al principio, los sonidos parecían no tener dueño. Ruidos de cacerolas y gritos bajaban, anónimos, de los edificios. En la calle no había nadie.
"¡Estoy harta de la soberbia, de los patoteros, del atropello!", gritaba Leticia Avila, solitaria, la primera manifestante que, a las 20.30, salió a la calle en el coqueto barrio de Recoleta, en Callao y Quintana.
Poco después, bajó otro manifestante, indignado con Cristina Kirchner: "¡El discurso fue violento, provocador! No podemos permitir que le metan la mano en el bolsillo así a la gente. ¡Estamos con el campo!", bramó.
Al rato, era ya un centenar las personas reunidas. Cortaron Quintana y Callao, en Recoleta, mientras empezaban a cortar en Belgrano, en Caballito, en Almagro, en Villa Crespo. El discurso era común: "Basta de resentimiento y violencia", "Todos somos el campo", "No a las retenciones".
Se repetían las protestas en ciudades como Tandil y Mar del Plata, y en capitales provinciales como Santa Fe y Tucumán. De hecho, en la plaza Independencia de Tucumán se reunieron cientos de personas en contra de las retenciones y del Gobierno.
En Rosario también hubo enfrentamientos entre militantes kirchneristas y manifestantes procampo por la ocupación de la plaza, que terminó igual que en la Capital Federal.
Sólo cerca de la 1.30, el ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández, justificó el desempeño policial. "En ese lugar [por la Plaza de Mayo] estaba plagado de policías", dijo. Y destacó: "Muchos eventuales conflictos fueron contenidos".
Tras el choque en Plaza de Mayo
D’Elía: “Seguiremos en la calle contra las patronales y el chantaje”
El piquetero prometió defender al Gobierno “en cada pueblo”; “Estamos en estado de alerta”, advirtió
Pocas horas después de convertirse en uno de los protagonistas del día de ayer, tras encabezar un duro choque con quienes protestaban en la Plaza de Mayo contra el discurso de Cristina Kirchner.
Fiel a su estilo confrontativo, el líder de la Federación de Tierras y Vivienda (FTV) convocó "a todos los movimientos sociales, sindicales y agrupaciones políticas" a "unificarse en cada pueblo, en cada provincia" para defender al Gobierno.
En defensa. "Estamos en estado de alerta y movilización y vamos a defender al gobierno nacional y popular en todos los lugares de la Argentina", advirtió D´Elía en declaraciones a radio Mitre.
Enseguida explicó que los piqueteros que forman parte de su organización seguirán "en la calle, contra las patronales y el lock out y contra el conchetaje" que, según evaluó, produjo los cacerolazos de anoche.
D’Elía irrumpió en Plaza de Mayo con sus simpatizantes para dispersar a quienes se habían convocado cacerola en mano frente a la Casa Rosada. El choque terminó con serios incidentes.
A las trompadas. El piquetero justificó la agresión a Alejandro Grahan, un dirigente de Gualeguaychú que participaba de la movilización. Explicó que le pegó en la cara después de que el diputado del ARI Fernando Iglesias, que, según dijo, "dirigía a la patota" en la Plaza, "le pegó una trompada a un compañero y lo tiró al piso".
Después de los cacerolazos, el Gobierno ratificó la suba de las retenciones
Lousteau dijo que "no hay ningún elemento nuevo para cambiar" la medida y que las protestas tras el discurso de Cristina fueron "montadas"; Alberto Fernández defendió a D´Elía y acusó al campo de no querer dialogar; amenazan con aplicar la ley de abastecimiento
Tras los cacerolazos en todo el país a favor de la protesta en el campo y después del duro discurso de la Presidenta, el Gobierno volvió a ratificar su postura. Mantendrá sin cambios nuevo esquema móvil de retenciones y las subas de este gravamen que detonaron la protesta agropecuaria.
Una de las caras visibles de este conflicto que comenzó hace dos semanas, el ministro de Economía, Martín Lousteau, aseguró esta mañana que "no hay absolutamente ningún elemento" que indique la necesidad de modificar la política de retenciones, y ratificó el llamado "a la cordura" de los productores.
Montaje. Para el funcionario, el cacerolazo de anoche fue "montado por dirigentes que no están ideológicamente de acuerdo con el Gobierno, donde se manifestó la clase media alta urbana que no tiene absolutamente nada que ver con el campo".
El ministro añadió, en diálogo con radio América, que "los líderes de la oposición incentivaron" las protestas callejeras de ayer, cuando "la gente gritaba contra el Gobierno, estaba diciendo ´que se vaya´ por una medida legítima".
Lousteau completó su análisis de los cacerolazos de ayer. "Lo que vieron ayer no les tiene que haber gustado a los productores. ¿Qué tiene que ver el pequeño productor con la gente en Santa Fe y Callao?", se preguntó en declaraciones a canal 13.
"Antidemocrático". Por otra parte, el jefe del Palacio de Hacienda volvió a cuestionar el paro. Lo describió como "una actitud que linda con lo antidemocrático" y dijo que el Gobierno espera que el sector "recupere la cordura".
Además, aseguró que quienes cortan las rutas son "los únicos responsables" de que se acentúe el desabastecimiento y advirtió que el Gobierno "tomará medidas" contra quienes obstruyen el traslado de alimentos a los comercios.
Llamado y cuestionamientos. Alberto Fernández, otro de los hombres del Gobierno que monopolizó el discurso oficial contra el campo hizo un llamado a recuperar la cordura, aunque en medio de renovadas y fuertes críticas al sector.
"Queremos es encontrar una solución que le sirva a todos los argentinos y no a estos neo-piqueteros. Hay que recuperar la cordura, hablar con honestidad y entender que lo que se está discutiendo es un problema de intereses", embistió en declaraciones a la emisora Global Station.
"No era piquetero". En otra parte del reportaje, el jefe de Gabinete defendió a Luis D´Elía, que ayer encabezó a un grupo de piqueteros que se enfrentó a golpes con quienes se habían acercado a la Plaza de Mayo con sus cacerolas.
"Ayer D´Elía no era piquetero. No me parece razonable cargar las tintas contra él, que salió a expresarse como otros, con métodos que podrán cuestionarse o no. Es necesario no seguir manipulando a la opinión pública", disparó.
Además, Fernández acusó a los dirigentes del campo de negarse a dialogar con el Gobierno. "Los hemos invitado dos veces a conversar y no han venido y lo que hacen es extorsionarnos con no dejar llegar alimentos si no sacamos las retenciones. Los dirigentes del campo son los que llevaron a este punto la situación, ellos la provocaron. Hay que pedirle a la gente del campo que recupere la cordura", afirmó.
"Irá preso". Por su parte, y en línea con Lousteau, el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, amenazó con la posibilidad de que el Gobierno aplique la ley de abastecimiento, que prevé multas y penas de prisión.
"Iremos trabajando producto por producto y liberando los espacios para que lleguen [a los comercios]. Veremos cuál es la línea de productos que tenemos que mover y el que no lo entienda irá preso", señaló en declaraciones a radio 10.
También en sintonía con Lousteau, puso en duda la espontaneidad de los cacerolazos que comenzaron tras las palabras de la Presidenta en la Casa de Gobierno.
"Es una enorme mentira que haya sido motivado por el discurso, había gente con remeras impresas, con carteles escritos en computadora. No tiene nada de malo, pero tampoco nada de espontáneo, ya que venía siendo planeado desde las 4 de la tarde", aseguró.
Dos semanas. El agro inició hoy una nueva jornada de protesta con cortes de ruta que se intensifican en varios puntos del país. La medida de fuerza cumple así su 14º día consecutivo y se afianza como la más larga en la historia reciente de la Argentina.
Como ocurre desde hace poco más de una semana, el Mercado de Liniers no registró esta mañana ningún ingreso de vacunos. El mercado concentrador cumple el tercer día de operaciones de la semana con los más de 5000 corrales vacíos.
En el terreno político, la expectativa está centrada en las declaraciones que puedan hacerse desde la Casa Rosada y el impacto que tendrán en la posibilidad de permitir el diálogo entre el Gobierno y el campo, hasta ahora intransigentes en sus posturas.
Siguen los cortes. Productores de todo el país, por su parte, continúan con los cortes de ruta que comenzaron hace dos semanas y que ayer se intensificaron a partir del profundo malestar que generaron las palabras de la Presidenta.
Cumplirán así con su anuncio de ayer de que el paro se mantendrá por tiempo indeterminado. En rigor, hasta que el Gobierno dé marcha atrás con el aumento a las retenciones anunciado el 11 de marzo pasado.
NOTA DE P DE H: "La Biblia junto al calefón...y en un mismo lodo, todos manoseaos".
1. Las retenciones son justas porque la rentabilidad es alta y es una manera de distribuir más equitativamente la riqueza. Pero qué retenciones y a quién? Por supuesto que no las del 45% que el gobierno anunció y disparó la crisis, y de ninguna manera a todos los productores. No es lo mismo la S Rural y los 1000 pool de terratenientes que los pequeños chacareros de F. A. No haber hecho esta distinción es uno de los principales errores del gobierno.
2. Pretender vanalizar el debate, con bufones como D Elia que hablan de "puta oligarquía" y de "gorilas" (cuando ni él es peronista, ya que es guevarista, otro tanto Depetris, lo mismo Pérsico que se tuvo que ir de la Plaza porque Perón expulsó a los montoneros, y ni que hablar de A Fernandez que nos mandó a meternos la marchita en el culo) es tomar de idiota al pueblo argentino. No puede haver gorilismo porque no hay peronismo, y si hay alguno que odia a Perón, no son ellos quienes tienen chapa para defennderlo. Y en cuanto a la oligarquía, si un peón de campo, un pequeño productor, o un chacarero es un oligarca pues entonces Perón tambíen lo fue porque con su Estatuto para el Peón de Campo, defendía los intereses de estos sectores contra los grandes latifundios. Los K en su ignorancia logró unirlos.
3. Otro tema...a donde va el dinero de las retenciones? Porque no hay transparencia, el dinero de S Cruz no aparece, la inflación esta encubierta, el INDEC pone índices mentirosos, etc, etc.
4. Ante una protesta; se puede mandar una fuerza de choque parapolicial de izquierda a pegarle a la gente, sea del signo que fuere la manifestación?...en todo caso para dispersar un acto esta la policia. Pero claro, en la lógica de la dialéctica Hegeliana-D Elia, es mejor profundizar las contradicciones y el enfrentamiento social porque lleva y agita la lucha de clases y la division de la Nación. Esto es impresentable. Además de riesgoso institucionalmente.
5. A todo esto, los K hablan del "piquete de la opulencia", pero por qué no explican
por qué son los K uno de los pcipales terratenientes que tienen medio S Cruz y encima permiten la extranjerizacion de la tierra...por qué no meten una reforma agraria ahi y una expropiacion a la tierra extranjerizada con recursos naturales en manos que no son las de la Nación?
6. D Elia sacando a relucir su odio de clase hablando de "los de Belgrano y Barrio Norte"...patético, eso si, cuando en el 2001 esos mismos barrios, y otros, recibieron a los piqueteros con jugo, mate cocido, etc y se cantaba "piquete y cacerola la lucha es una sola", por qué no tenía las mismas expresiones xenófabas?
En fin, esperemos, que vuelva la calma y la paz social porque los verdaderos peronistas queremos la FELICIDAD DEL PUEBLO Y LA GRANDEZA DE LA NACION, y con estas políticas estamos lejos de lo uno y lo otro.
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