(Clarin, 6 de junio del 2007).
Bush atacó a Putin y denunció que "descarriló" la democracia en Rusia
Fue en Praga, antes de ir a Alemania para la cumbre del G-8. Dura réplica de Moscú.
Horas antes de llegar a Alemania, donde hoy se inicia la cumbre de los siete países más industrializados y Rusia (G-8), el presidente de Estados Unidos, George Bush, echó ayer más leña al enfrentamiento que mantiene con el Kremlin y afirmó que las reformas democráticas en Rusia "descarrilaron" durante el gobierno de Vladimir Putin. También criticó la falta de libertades en China, que, como Moscú, se opone al escudo antimisiles que Washington planea instalar en el este de Europa.
"En Rusia se han frustrado reformas que habían prometido dar más participación a los ciudadanos, lo que tiene implicaciones preocupantes para el desarrollo democrático", declaró Bush en una conferencia sobre la democracia en Praga, la primera escala de su viaje de ocho días a Europa.
La respuesta de Moscú fue casi inmediata. "Rusia comparte los valores europeos y mundiales comunes" en este ámbito y "no puede estar de acuerdo con las declaraciones" de Bush, afirmó el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, en el centro de prensa del G-8 situado en Kuehlungsborn, junto al balneario de Heiligendamm, donde se hará la cumbre hasta el viernes. Y agregó que Rusia trabaja para "perfeccionar la democracia".
Las declaraciones de Bush llegan en medio de un creciente duelo verbal entre la Casa Blanca y el presidente ruso. La semana pasada Rusia probó un supermisil intercontinental, capaz de portar varias cargas nucleares. Días después, Putin admitió que fue una "respuesta" al escudo que EE.UU. planea instalar en Polonia y la República Checa. Y advirtió que Moscú podría "apuntar sus misiles" contra nuevos blancos en Europa.
Esta escalada se perfila como un eje de conflicto en la cumbre de los siete países más industrializados (EE.UU., Alemania, Japón, Francia, Italia, Gran Bretaña y Canadá) más Rusia. Los participantes estarán atentos a la reunión que Bush y Putin tienen prevista para mañana.
Con todo, Bush intentó mostrarse conciliador. "Mi mensaje será el siguiente: 'Vladimir —pues lo llamo Vladimir—, no debes tenerle miedo a un sistema de defensa de misiles. Por cierto, ¿por qué no cooperas con nosotros?'?"
Mientras algunos analistas ya comparan la tensión actual entre Washington y Moscú con la época soviética, Bush aseguró que "la Guerra Fría terminó, se acabó". Y argumentó que el proyecto de instalar un escudo antimisiles en Europa es "una medida puramente defensiva, que no apunta a Rusia. Rusia no es nuestro enemigo". Según Washington, el proyecto busca interceptar los misiles que pudieran lanzar grupos terroristas desde Irán o Corea del Norte.
El presidente de EE.UU. también apuntó sus dardos contra China, cuyos dirigentes, dijo, "creen que pueden continuar abriendo la economía sin abrir también su sistema político".
Por la tarde, llegó con su esposa, Laura, al aeropuerto de Rostock, cerca de Heiligendamm. Allí se encontró con un férreo operativo de seguridad, montado para evitar posibles incidentes con manifestantes que amenazaban con bloquear su llegada. Unas mil personas lo recibieron al grito de "¡Bush go home!".
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