(Clarin, 3 de diciembre del 2007).
Son grupos neofascistas cruceños y fuerzas de choque aymaras. Hablan de un baño de sangre.
Los comerciantes de la avenida Pairita dicen estar todos listos para la guerra. Tienen sus negocios a pocos metros de la entrada del barrio Plan 3000, donde sobreviven en pésimas condiciones unos 150.000 aymaras del altiplano que emigraron a la próspera Santa Cruz en busca de trabajo. Ese es el único barrio de esta ciudad con mayoría de adeptos al gobierno de Evo Morales. Y viven rodeados de comerciantes blancos o guaraníes que se benefician de ellos por las mercancías que les venden, pero que también los odian porque representan el modelo indo-socialista que el primer presidente indígena de Sudamérica quiere imponer desde La Paz.
"¡Que se vengan, que los estamos esperando!", dice Marcelo Domínguez, un rubio, alto, dueño de una rotisería. "La noche antes del paro acá anduvimos repartiendo armas, esta vez no iban a pasar", sigue Domínguez, que el miércoles 28 en que Santa Cruz acató masivamente una huelga junto a otras cinco provincias bolivianas contra la nueva Constitución auspiciada por Morales estuvo todo el día al final de la avenida Pairita, en la entrada del Plan 3000, "para evitar contramanifestaciones".
Del otro lado de la avenida, los habitantes no se quedan atrás. "¡A ver si se atreven a entrar! No pasan porque saben que les vamos a dar palo", asegura Waldo Mamani, que dice no importarle tanto defender a Evo como a su gente "de la prepotencia de estos blanquitos". El enfrentamiento es entre el Oriente próspero que controla económicamente al país contra el Occidente pobre que ahora tiene el poder político. Un poder centralizado contra la autonomía económica regional. Los aymaras del altiplano contra los blancos y guaraníes de la planicie y la selva. Un modelo populista y socialista contra otro capitalista y librecambista. La Paz, seca y andina, contra Santa Cruz, húmeda y selvática.
De este clima se aprovechan los ultras de un lado y del otro. La ciudad de Santa Cruz está llena de pintadas llamando a la lucha armada. "A las armas cruceños. Ahora", se lee en una pared de la avenida San Martín. "Evo, vas a morir con tus indios", dice otra. En El Alto de La Paz, núcleo duro evotista, llaman a "defender la revolución con nuestra sangre".
"Todo apunta a una confrontación bélica, desgraciadamente", lanza David Sejas López, presidente de la Unión Juvenil Cruceña (UJC) en su despacho de la calle Strongest, repleto de fotos de los falangistas que pelearon por la autonomía cruceña en los años 50. "Esta lucha la venimos peleando desde 1909. En 1959, ya hubo un baño de sangre cuando nos enviaron a las hordas asesinas que violaron y mataron a nuestras mujeres. Este gobierno, amparado en el gobierno comunista de Chávez y con asesores comunistas cubanos, reabrió esas heridas. Y nosotros nos vamos a defender. Vamos a defender nuestra tierra y habrá derramamiento de sangre", asegura.
Del otro lado, en Achacachi, a unos 50 kilómetros de La Paz y cerca del lago Titikaka, está el núcleo duro de los Ponchos Rojos, una tradicional organización de choque indígena que se reavivó ahora para apoyar la gestión de Morales. "Este es el momento de luchar como lo hicieron tan bravamente nuestros antepasados. Estamos ante la lucha de clases de Carlos Marx y la lucha de razas de Fausto Reinaga (un teórico indigenista de los años 70)", dice Juan Carlos Condori, uno de los líderes del grupo y jefe comunitario de este típico asentamiento campesino del altiplano. Los Ponchos Rojos trascendieron al mundo cuando lanzaron un video la semana pasada en la que se veía a unos campesinos de poncho rojo y chambergo negro degollando dos perros mientras gritaban los nombres de los dirigentes del Comité Cívico cruceño Branco Marinkovic y el gobernador Rubén Costas.
"Si se quieren llevar una parte de la Patria, los vamos a perseguir donde estén. Van a morir si se atreven a tocar la tierra de todos los bolivianos o al compañero Evo", asegura Condori. Y muchos aseguran que estos grupos se están armando y entrenando. Los rumores que corren por toda Bolivia dicen que llegaron supuestos cargamentos de armas desde Venezuela. Hubo varias denuncias de la oposición acerca de vuelos que aterrizaban subrepticiamente por la noche trayendo armamento y asesores. Los falangistas de la UJC aseguran que algunas de esas armas fueron a parar a manos de los Ponchos Rojos. Otra versión indica que esos supuestos asesores venezolanos junto a otros cubanos estarían entrenando a las milicias en algún lugar de la selva.
"Me parece que todos éstos son fantasiosos muchachos que no tienen ninguna capacidad militar", asegura el ex general Gary Prado, famoso por haber sido el comandante de las fuerzas que atraparon al Che Guevara en 1967. Ahora está reconvertido en un reputado profesor y analista político. Nos recibe en un magnífico estudio de su casa del barrio de Urbarí, en el Segundo Anillo de Santa Cruz. "Por ahora, estos grupos están utilizando la retórica, pero eso es peligroso porque cualquier cosa podría prender la mecha", explica. "Aquí el verdadero peligro es la intervención venezolana y cubana. Ellos sí tienen capacidad militar y podrían entrenar a estos muchachos", continúa.
Aunque Prado confía en las Fuerzas Armadas. "Los militares bolivianos apoyan incondicionalmente la democracia desde hace 25 años. El Estado Mayor hoy responde totalmente al presidente", comenta.
Desde Sucre, habla Horacio Poppe-Inch, el líder nacional de la Falange Socialista Boliviana (FSB), el partido que creó la UJC y que aseguran que está detrás de las pintadas llamando a los cruceños a tomar las armas. "La guerra civil no es una posibilidad, es una decisión que ya ha sido tomada desde el gobierno, ante la cual sólo nos queda defendernos", asegura Poppe. Aunque admite que las fuerzas serían desiguales: "El gobierno cuenta no sólo con el apoyo incondicional de un gran sector de las FF.AA., sino también con el respaldo económico y militar del gobierno de Venezuela, el que ha dirigido y financiado el traslado de más de 12.000 mercenarios cubanos y venezolanos, formando verdaderas fuerzas de ocupación que vulneran nuestra soberanía, seguridad e independencia".
La Falange es un partido neonazi fundado en 1937 por Oscar Unzaga de la Vega, que trajo las ideas desde Chile. Su mayor fuerza fue exhibida en los años 50, cuando organizaron milicias entrenadas por nazis escapados. Se autodenomina nacionalista y no tiene conexiones con otros grupos nazis europeos, salvo la Falange española.
Los Ponchos Rojos son mucho más antiguos. Achacachi, la localidad donde viven sus dirigentes, tiene una larga tradición de combatividad. Allí es muy recordado el levantamiento de 1782 contra los conquistadores españoles. La rebelión fue sofocada y como escarmiento les enviaron el brazo izquierdo del caudillo aymara Tupac Katari, que había sido descuartizado. En cada lucha campesina desde entonces, los dirigentes se presentan con sus tradicionales ponchos rojos que tiñen con la sangre de cabras y otros animales. En junio pasado, Evo Morales los trajo para participar en un desfile en pleno centro de Santa Cruz. Y hace dos semanas encabezaron la marcha de unos 2.000 indígenas que avanzó sobre Sucre para defender a la Constituyente.
Lo que queda en la memoria de uno y otro lado es la Masacre de Terebinto, que se produjo cuando el gobierno envió en 1958 a comandos indígenas para sofocar un conato de golpe de Estado protagonizado por la Falange. Desde entonces, ambos grupos esperan la revancha.
NOTA DE P DE H: Esperamos y rogamos que lo que se comenta en esta nota no pase a mayores porque nada mas triste que la guerra entre hermanos. Repudiamos por xenófabos, reaccionarios y oligarcas a los grupos "neo nazis" que pretenden defender sus intereses de clase por medio de las armas. Repudiamos también a aquellos que imbuidos de un falso indigenismo estan peligrosamente cerca de llavar a Bolivia a un baño de sangre, a pesar de que sus reivindicaciones son mayormente justas. Nos asquea este planteo que pareciera salido de EEUU y su guerra de exterminio en el Lejano Oeste, de "blanquitos" contra "indios", y a pesar de reconocer el mandato constitucional de Evo Morales, no podemos dejar de señalar que estas dicotomías son el resultado de la falsa dialéctica marxista de lucha de clases. Desde P de Hierro deseamos la concordia de todo el pueblo boliviano, sin distinción de raza, clases o color. Y deseamos también que las conquistas sociales que el pueblo humilde de bolivia debe alcanzar, producto de años de postergación, se logren en un marco de hermandad y alianza de clases, y no como producto del odio y el despojo.
Finalmente aclaramos que la FE de las JONS, única representante oficial de Falange española, y heredera de su líder asesinado por las fuerzas republicanas en los prolegómenos de la Guerra Civil, José Antonio Primo de Rivera, nada tiene que ver ni con el nazismo, ni con el fascismo, ni con estos "falangistas bolivianos". El uso del nombre "falange" no implica ninguna unidad doctrinaria, ni dependencia de ninguna especie. Es como si dijeramos que el nacionalsocialismo de hitler es igual a la social democracia, sólo porque ambos tienen en común el término "socialismo". De todos modos, por cualquier duda al respecto pueden leer la siguiente aclaración de hombres de FE de las JONS en relación a "pegar" su nombre con grupos marginales que nada tienen que ver con ella:
Por otro lado, hace unos días, un militante enviaba la siguiente carta al director al diario La Voz de Galicia, en contestación a un injurioso artículo del citado medio:
"En el diario que Ud., tan dignamente dirige de fecha 21 del presente mes de noviembre en la página de Opinión en la Sección de Cartas al Director viene una encuesta en la que Uds. Preguntan; ¿está preocupado por el posible auge de la ultraderecha en España?, y al lado colocan un escudo de Falange (yugo y flechas) y esto es lo que motiva mi protesta.
Confundirnos a Falange Española de las JONS con la derecha, extrema derecha o fascismo, implica maldad o desconocimiento de una organización que precisamente nació como superadora de la destructiva dicotomía derecha-izquierda; una organización que en lo espiritual defiende la dignidad humana por encima de razas y creencias y que en lo político aspira a una Justicia Social basada, no en la lucha de clases (izquierdas) ni en el dominio de una sobre otra (derechas) sino en la cooperación de todos en una empresa común, la Patria.
Rebatir todos los errores y describir qué somos no puede hacerse en unas pocas líneas. Sean éstas un modestísimo modo de presentar la doctrina nacionalsindicalista que Falange Española de las JONS defiende.
Recientemente en una entrevista que le hicieron a nuestro Jefe Provincial en un diario, ya dijo que existen "grupúsculos" de ideario franquista, racista y xenófobo que se resguardan en nuestros símbolos y banderas y que por tal motivo ya se han celebrado juicios.
No es lo mismo hablar de La Falange que de Falange Española y de las JONS; la primera carente de valores y la segunda heredera-depositaria de los ideales de José Antonio Primo de Rivera así como de sus símbolos.
Sin más reciba un saludo".
Javier García del Río
Militante de FE de las JONS en Pontevedra
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