(Clarin, 5 de diciembre del 2007).
El mayor reproche cae sobre los asesores de campaña. Algunas versiones dicen que ellos aseguraban al presidente que iban ganando y que la inteligencia militar le informó la verdad. "Me engañaron", dijo Chávez.
El presidente había sido muy claro. Al hablar el lunes por una radioemisora local, Hugo Chávez aconsejó a sus partidarios: "No empecemos a buscar culpables y a acuchillarnos entre nosotros." Pero el efecto de la advertencia parece haber sido inocuo. Apenas un día más tarde, la sangre llegó al río en forma de múltiples versiones y rumores -algunos comprobables y otros no tanto- que dan cuenta de que se disparó un encarnizado pase de facturas y acusaciones en el interior del amplio movimiento chavista.
En definitiva, se trata de encontrar a los responsables de la primera derrota electoral del mandatario en nueve años de gobierno. Algunos conspicuos exponentes del oficialismo, como el titular de la Comisión de Política Interior de la Asamblea Nacional, el diputado Calixto Ortega, admiten que hay un intenso cruce de reproches, pero le quitan trascendencia. "Es algo normal en todo el mundo, pero eso no va a quebrar a nuestro movimiento", comentó a Clarín.
Otros, en cambio, sostienen que la derrota tiene culpables con nombre y apellido; en especial,
aquellos que diseñaron la campaña -como los agrupados en el denominado "Comando Zamora"- y que fueron los encargados de transmitir el mensaje de la reforma constitucional a toda la sociedad.
"Fuimos incapaces de exponer bien lo que estaba en juego. No podemos imponer una reforma sin el consenso de la gente", afirmó José Albornoz, de Patria Para Todos, un partido socio del oficialismo.
Pero un último grupo parece dirimir sus diferencias internas mediante el filtrado de intimidades cuya veracidad algunas fuentes niegan categóricamente y otras -bajo el resguardo de la versión off the record- ventilan sin rubor.
Toda la gran prensa escrita de Caracas -los diarios El Universal, El Nacional, Ultimas Noticias y Tal Cual- ha difundido justamente una historia que podría incluirse en este último grupo. Cada medio lo ha hecho con diferencias de tono y despliegue. Pero la especie tuvo tanto alcance mediático que se impuso por su propio peso y enseguida saltó a los medios internacionales.
Según la versión, los mandos militares habrían aconsejado al presidente que aceptara la derrota para evitar disturbios, cuando supuestamente se negaba a hacerlo. Es esa presunta dilación la que explicaría el vacío informativo de casi nueve horas entre el cierre de la votación a las 16 (hora local, las 17 en la Argentina) con la difusión de la derrota chavista, casi sobre las 2 de la mañana venezolana.
"Eso es un absoluto disparate. La demora fue porque el Tribunal Electoral quería contar con el 90% de los votos antes de difundir una tendencia. El conteo era reñido, de entre 1 y 1,5% a favor de uno o de otro. Si difundíamos un resultado con el Sí arriba y luego, con más votos contados, decíamos que el No ganaba, lograríamos que el país se incendiara como la Roma de Nerón", explicó a este enviado una fuente con pedido de reserva del nombre. Otros informantes, sin embargo, avalan la versión difundida por los diarios.
Al parecer, miembros del Comando Zamora le habían informado a Chávez que ganaría por un margen estrecho el referéndum que -entre otras cosas- aseguraba su reelección indefinida y otros cambios en la Constitución Nacional. Pero en la tarde del domingo, miembros de la Dirección de Inteligencia Militar le acercaron a Chávez en Fuerte Tiuna -una guarnición de Caracas- una boca de urna con resultados adversos.
"Me mintieron, me engañaron", exclamó el presidente.
De inmediato, según esas fuentes, atribuyó las culpas de la derrota a ciertos legisladores de la Asamblea Nacional y al Comando Zamora. Luego, se negó a difundir esos resultados y reclamó esperar el escrutinio de todos los votos. Como la tensión crecía, un general le dijo que aguardar la llegada de los sufragios faltantes del interior equivaldría a convertir el país en "un río de sangre" durante "cuatro días de zozobra" y que la fuerza armada no reprimiría a la población.
Tras un largo cavilar, finalmente, cuando ya era pasada la medianoche, Chávez ordenó que se informara la derrota con los votos disponibles, cercanos al 90% de los sufragios emitidos.
Sin embargo, otras fuentes niegan ese papel de Chávez y le atribuyen todo lo contrario: es decir, que él ordenó la inmediata difusión de los resultados, aun cuando no estuviera completo el conteo, para llevar tranquilidad a la población. Eran en cambio algunos de sus asesores los que proponían una demora, rechazada por el mandatario.
Un chavista de buena llegada a la presidencia comentó a este enviado:"Las facturas, como dicen ustedes, vuelan. Pero todo terminará cuando rueden algunas cabezas."
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