(Clarin, 19 de octubre del 2006).
Los incidentes del martes durante el traslado de Perón a San Vicente generaron una profunda crisis en la CGT que amenaza poner fin al liderazgo de Hugo Moyano. Sin perder tiempo, varios integrantes de peso de la central sindical ya iniciaron una ofensiva para dejar sin respaldo al camionero y obligarlo así a abandonar la conducción del movimiento obrero.Moyano fue el dirigente más golpeado por los hechos de violencia. Estaba a cargo de la organización de un acto que terminó en escándalo. Su gremio, que debía encargarse del operativo de seguridad, se enfrentó con piedras y palos con una barra de los obreros de la construcción. Y, como si todo eso fuera poco, el chofer de su hijo Pablo, Emilio Quiroz, fue captado por la televisión disparando una pistola y está preso desde ayer acusado de "tentativa de homicidio".En la CGT, habían comenzado a escucharse hace tiempo algunas quejas contra Moyano por su liderazgo "centralizado" y su "desmedida ambición de poder". De hecho, eran muchos los que esperaban algún traspié del camionero para salir a cuestionar su poder. Pese a que nadie podía imaginar algo así, no lo piensan desaprovechar.Ayer, dirigentes sindicales de todos los sectores cruzaron decenas de llamadas telefónicas para discutir los próximos pasos. Mientras en conferencia de prensa Moyano buscaba despegarse de los incidentes asegurando que "fue algo armado", empezaba la carga para tratar de desalojarlo de la secretaría general de la CGT. Las conversaciones seguirán hoy y ya hay reuniones programadas para el lunes.La ofensiva para obligar a Moyano a dejar su lugar está a cargo del gastronómico Luis Barrionuevo, el estatal Andrés Rodríguez y el constructor Gerardo Martínez. En ese grupo estaría también el actual número dos de la CGT, José Luis Lingeri, que ayer se hizo unas radiografías para determinar si los golpes recibidos el martes le habían roto alguna costilla. En las placas no se constató ninguna lesión."Moyano no va más, sólo quedan dos posibilidades: que renuncie y asuma Lingeri en forma transitoria, o, en caso de que no se quiera ir, que renunciemos todos los miembros del consejo directivo para obligarlo a llamar un nuevo congreso", le dijo ayer a Clarín uno de los referentes de ese sector.En cualquiera de esas dos hipótesis, los llamados "gordos" del sindicalismo —fuera de la conducción de la CGT y enfrentados con Moyano— regresarían a la central sindical. "La caída de Moyano marcará el fin de un estilo de liderazgo hegemónico. Lo que viene es una conducción más horizontal y democrática", afirmó uno de los "gordos".Los integrantes de este espacio —Armando Cavalieri (Comercio), Carlos West Ocampo (Sanidad), Oscar Lescano (Luz y Fuerza) y Rodolfo Daer (Alimentación)— ya habían iniciado contactos para regresar a la CGT pero ponían como condición que se limitara el poder de Moyano.De acuerdo a los sondeos realizados ayer en el campo sindical, el camionero sólo conservaría el respaldo de los gremios que lo acompañan desde el Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA). Entre ellos, el colectivero Juan Manuel Palacios —que tuvo que dejar la conducción de su sindicato a raíz de las denuncias por la compra de un campo— y el taxista Jorge Viviani —acusado de cometer irregularidades en su obra social—.El único que estuvo ayer a la mañana junto a Moyano en la conferencia de prensa fue el líder de las 62 Organizaciones Peronistas, Gerónimo Venegas.Desde el Gobierno, no se había emitido ayer ninguna señal de respaldo a Moyano. Pese a ser un dirigente de acceso directo al despacho presidencial y tener una excelente relación con el ministro de Planificación, Julio de Vido, no se preveía anoche que Néstor Kirchner fuera a hacer demasiado por rescatarlo. Es más, algunos suponían que haría todo lo contrario.
NOTA DE P. DE H: Decíamos desde P. de Hierro que Moyano se tiene que ir. Lo que resulta tragicómico es que los que pretenden reemplazarlo son aquellos dirigentes que durante el menemato entregaron a los trabajaroes a la depredación liberal del señor Menem. La decadencia de la polítca partidaria se extiende ahora al sindicalismo. Es de esperar que aparezcan los anticuerpos de los que hablaba Perón, porque de lo contrario, aunque duela, habla que aceptar el fin del peronismo.
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