(Clarin, 20 de octubre del 2006).
"Me van a tener que sacar a los tiros", habría dicho en una reunión con otros dirigentes. Ayer estuvo en Mar del Plata junto al secretario de Transporte y respaldó "decididamente" el gobierno de Kirchner.
Por qué me voy a tener que ir, yo no hice nada. De acá me van a tener que sacar a los tiros". Esas palabras son las que, según los testigos, habría utilizado Hugo Moyano para anticipar que piensa resistir la ofensiva sindical para desplazarlo de la conducción de la CGT.
El camionero manifestó su decisión de dar pelea en dos reuniones realizadas el miércoles: una más pequeña al mediodía, en la CGT, y otra más amplia por la tarde, en la sede de las 62 Organizaciones Peronistas. En ambos encuentros, no faltaron los cuestionamientos ni los reproches. También habría habido un fuerte cruce entre Moyano y el taxista Jorge Viviani sobre sus respectivas responsabilidades en el operativo de seguridad de la quinta de San Vicente.
Ayer, Viviani negó a Clarín la discusión y ratificó el liderazgo del camionero al frente de la CGT. "Moyano sigue siendo el secretario general. No va a renunciar ni nadie lo va a sacar. En el caso de que se le ocurriera renunciar, nosotros no lo vamos a dejar", afirmó el taxista.
Los hechos de violencia ocurridos durante el traslado de los restos de Perón originaron una profunda crisis en la CGT. Un sector de la central sindical encabezado por el gastronómico Luis Barrionuevo, el albañil Gerardo Martínez y el estatal Andrés Rodríguez inició una ofensiva para obligar a Moyano a renunciar a la jefatura. El nombre del actual número dos de la CGT, José Luis Lingeri, comenzó a sonar para liderar la transición.
El futuro de la CGT ya habría sido tema de discusión en la Casa Rosada. Según una fuente del Gobierno, el presidente Néstor Kirchner habría vetado a Lingeri y a Andrés Rodríguez como sucesores de Moyano. En el oficialismo, daban por hecho también que el camionero intentará defender su lugar. "No sabemos si lo logrará", agregaron.
Moyano —que para alivio de los empresarios no estuvo ayer en el encuentro de la UIA en Córdoba— fue a Mar del Plata para participar del congreso del gremio de maquinistas de trenes de La Fraternidad. Allí, se mostró junto al secretario de Transporte, Ricardo Jaime, y respaldó "decididamente" la gestión de Kirchner.
"Muchos ahora trabajan para destruir la alianza estratégica entre la CGT y el Gobierno por el solo hecho de que acompañamos las políticas oficiales que mejoran la vida de los argentinos", dijo el camionero.
En Mar del Plata, acompañaron a Moyano el colectivero Juan Manuel Palacios, el líder de las 62, Gerónimo Venegas, y el ferroviario Omar Maturano. Ellos, más Viviani y el judicial Julio Piumato conforman el núcleo duro que respalda al camionero luego de los incidentes del martes.
Moyano estaba a cargo de la organización del traslado de Perón y su gremio debía encargarse del operativo de seguridad. Los camioneros terminaron enfrentándose con piedras y palos con una barra de los obreros de la construcción. Y Emilio Quiroz, chofer del hijo del jefe de la CGT, Pablo Moyano, salió por TV disparando contra el interior de la quinta de San Vicente y está preso.
Desde ese momento, un sector de la CGT que ya había comenzado a cuestionar el liderazgo de Moyano, decidió derrumbarlo.
Los llamados "gordos" del sindicalismo —fuera de la conducción de la CGT y enfrentados con Moyano— se reunieron por su lado y ya iniciaron los contactos para regresar a la central sindical si cae Moyano. Identificados con el menemismo en los 90, hace tiempo que envían señales de acercamiento a Kirchner.
Con varios dirigentes en el interior del país, las reuniones quedaron postergadas para el lunes. Recién allí, comenzará a develarse si Moyano mantiene el respaldo suficiente o debe dejar la jefatura de la CGT.
NOTA DE P. DE H: Con el "tacto" que lo caracteriza, Moyano, después de los disparos que efectuó su gente en S. Vicente; ayer no tuvo mejor idea que expresar que sólo se iría de la CGT si lo sacan a tiros. Parece que el compañero sólo entiende de tiros y pistolas. Pero lo triste es que quienes se perfilan para reemplazarlo son los "gordos" que durante la presidencia de Menem traicionaron al peronismo y al movimiento obrero organizado, entregando todas las conquistas sociales y aceptando con mansedumbre y complicidad el desguase del estado.
Todo es muy lamentable, quiera Dios, que la columna vertebral del peronismo, que son los trabajadores, puedan recomponer la situación.
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