(Clarin, 26 de octubre del 2006)
Están valuados en unos 160 millones de dólares. Una persona, cuya identidad no trascendió, entregó documentación que así lo acredita al cónsul de Chile en Los Angeles. El abogado del general lo niega.
Un grueso legajo de fotocopias de "certificaciones y documentos mercantiles" entregado en el consulado de Chile en Los Angeles, en los que aparece Augusto Pinochet como dueño de más de mil lingotes de oro (9 toneladas) depositados en el Hongkong & Shanghai Banking (HSBC), valuados en US$ 160 millones, desencadenó ayer en Santiago una vorágine de movimientos judiciales y políticos destinados a confirmar su existencia y decretar su embargo.La información, que fue divulgada por los diarios El Mercurio y La Nación (de Chile), provocó sorpresa e indignación. Estalla en el momento en que la defensa de Pinochet ha paralizado el proceso por delitos económicos con una serie de resquicios legales destinados a impedir el descubrimiento de nuevas cuentas secretas y su condena.El último capítulo de la fortuna secreta de Pinochet se originó en Los Angeles el 11 o 12 de octubre. Ese día el cónsul de Chile en esa ciudad, Fernando Urrutia, fue contactado por un misterioso personaje. Poco después, Urrutia tenía en sus manos un grueso legajo de documentos, todos legibles y en perfecto estado, que acreditan el millonario depósito a nombre de Augusto José Ramón Pinochet Ugarte en el banco HSBC en Hong Kong, el segundo más grande del mundo.Una vez constatado el buen estado de los documentos así como su contenido, se preparó el envío de estos en la más completa reserva hasta la sede de la Cancillería en Santiago. El 23 de octubre, y sin que la opinión pública nada supiera, el legajo pasó directamente a los tribunales y al Consejo de Defensa del Estado. Entonces ya no fue posible seguir ocultando la bomba."Habría que tener muchos medios para haber falsificado esa cantidad enorme de documentos, todos los cuales tienen el aspecto de ser fidedignos", dijo a Clarín una de las pocas personas que ha visto la ruma de certificados que acreditan los lingotes de oro.Mientras la esposa del general, Lucía Hiriart, afirmaba que todo era "una canallada", y confirmaba que había estado tres veces en Hong Kong, su abogado, más pálido que de costumbre, decía: "Hablé con el general y me dijo que el único oro que posee es el de su anillo matrimonial…".Y en la trastienda, abogados del Estado iniciaban una frenética embestida para que los tribunales dejaran sin efecto la paralización del juicio y así confirmar la existencia de los lingotes de oro y pedir su incautación antes de que desaparezcan."Desgraciadamente podría suceder eso", dijo el juez Juan González, a cargo del proceso, quien advirtió que mientras la Corte no lo autorice a embargar los lingotes, estos podrían ser desviados evitando su incautación. La derecha reaccionó con evidente molestia. "Sería la guinda de la torta", afirmó indignada Lily Pérez, vicepresidenta de Renovación Nacional. En la tarde, cuando la expectación cundía, acicateada por la gran repercusión internacional que provocó el oro de Pinochet, el vocero del Banco HSBC, Richard Lindsay, informó a la BBC: "No tenemos ninguna comunicación oficial del gobierno, pero en vista de los reportes de prensa, hemos iniciado una investigación". Agregó: "No creemos que guardemos oro u otro fondo del general Pinochet, ni en Hong Kong ni en otro lado".No sólo los documentos que entregó el misterioso personaje alimentan las sospechas. Hace ya dos años que el juez español Baltasar Garzón solicitó al HSBC información sobre posibles cuentas de Pinochet. Más tarde, cuando se constataron los dineros ilícitos que Pinochet obtuvo de la compra y venta de armas, el banco salió nuevamente a la palestra.Pinochet tiene embargados US$ 31 millones del patrimonio que el juez Sergio Muñoz logró descubrir después de que en junio de 2004 una investigación del Senado de EE.UU. descubriera sus cuentas en el Riggs (entre US$ 4 y 8 millones). Muñoz halló 128 cuentas en diversos países, constatando que el general manejó personalmente la compleja red financiera, triangulando constantemente el dinero para evitar que se conociera su identidad. "Zorro Rojo", le decían en el Riggs. Pinochet prefería "Daniel López" o alguna de las identidades de sus ocho pasaportes falsos, cuatro robados.Ahora, un buscador de oro se cruzó en su camino. Quien entregó los documentos busca recibir la recompensa, acorde al monto denunciado, que el Estado de Chile debería pagarle cuando todo se haya certificado.
NOTA DE P. DE H: Estos tiranozuelos que abundaron en nuestra Patria Grande, sobre todo en la década del 70, todos ellos fieles servidores de EEUU y su política exterior, siguen dando que hablar respecto a su doble moral y el daño que hicieron a sus respectivos países. Este y no otro es el caso de Pinochet. Un tirano con rostro de "nacional" que obedeciendo dictados de EEUU e Inglaterra hizo todo lo posible por romper el "frente interno" de la Patria Grande, generando innumerables problemas con Argentina y sumiendo a Chile en una ola de terror.
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