martes, septiembre 19, 2006

Hacia la autodeterminación

(Clarin, 19 de septiembre del 2006)
Editorial.

El acuerdo entre Gran Bretaña y España por Gilbraltar, el último resabio colonial en la Unión Europea, puede leerse en clave Malvinas, otro gran diferendo que mantiene Londres con la Argentina. Las diferencias son sólo aparentes y devienen de la ubicación geográfica y de relaciones de poder. La táctica es la misma.En Gilbraltar, se ha anunciado un acuerdo tripartito, los lugareños además de españoles y británicos, lo que debe ser visto como un triunfo de la diplomacia del Reino Unido. Se ha dejado de lado la controversia sobre la soberanía pero se ha establecido, a raíz de la previsible masiva votación en contra de la soberanía compartida del 2002, el papel decisivo de los gibraltareños, quienes ya lograron hasta tener eurodiputados como representantes del Peñón.Si ha sido posible este acuerdo —vuelos y comunicaciones, un calco del que tenía Buenos Aires con Londres— es porque Gran Bretaña y su colonia consideran que el reclamo de soberanía por parte de Madrid forma parte del arsenal retórico. Tanto es así que en el gobierno de Aznar, un grupo comando español "retomó" la isla de Perejil en nombre de la integridad territorial desalojando a un pequeño grupo de marroquíes. El gesto "soberano", frente al ocupado Gilbraltar, fue ejercido contra un país africano que arroja a sus costas magrebies desesperados, y no contra la colonia británica.El realismo español, por así llamarlo, significa admitir lo que ya es un hecho: Gibraltar irá convirtiéndose en un microestado. ¿Acaso Kosovo no quiere lo mismo?El camino hacia la autodeterminación de las Malvinas sigue su curso inexorable. Ese, y no otro, es el derrotero que Gran Bretaña y los isleños le imprimen al proyecto que busca abrirse paso justo cuando se van a cumplir 25 años de la guerra, cuyas consecuencias han facilitado aun más la "independencia" de las islas.

NOTA DE P. DE H: Aún esta fresca la sangre de nuestros héroes caídos en la Guerra de Malvinas, y resulta que Clarín se permite la ofensa de sugerir la autodeterminación de nuestras islas. Es increíble el cipayismo de estos tipos que actúan como verdadera quinta columna del enemigo en nuestro territorio, pregonando independencias que no existen y "autoderminación de los pueblos" que no son tales.
Los kelpers no tienen derecho a decidir su destino porque no constituyen pueblo alguno, en todo caso, son ciudadanos de segunda o tercera que pertenecen a la Gran Bretaña, que a su vez usurpa territorio argentino. Por esta doble condición, de ciudadanos de una potencia usurpadora no pueden decidir sobre un territorio que no les pertenece.
Argentina jamás renunciará a su soberanía, mal que les pese a estos cipayos, que deshonran la memoria de nuestros caídos en una guerra por lo que por derecho nos corresponde.
¡¡¡Malvinas Argentinas VOLVEREMOS !!!

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