lunes, septiembre 18, 2006

La debilidad de las materias primas

(Clarin, 18 de septiembre del 2006)

LA ARGENTINA DEPENDE DE LA EXPORTACION DE ESTOS PRODUCTOS Y ESO REPRESENTA UN RIESGO

La baja en sus cotizaciones es un llamado de atención para el país.
Por Daniel Muchnik.


Desde 2002, los precios de las materias primas registraron un ciclo alcista que dura ya cuatro años y que obedece a la mayor demanda mundial, especialmente de China e India. Y eso explica el crecimiento económico que venía experimentado el mundo, favoreciendo claramente a los países de América latina.La demanda de materias primas de los países desarrollados como Estados Unidos, o emergentes como China, impulsó los precios con alzas superiores al 100 por ciento. Sin embargo, en el último mes, los valores de los metales y las materias básicas comenzaron a caer en gran parte a partir de los comentarios periodísticos y de especialistas de que la economía estadounidense se está desacelerando. Los precios actuales son comparados, en dólares, a los de la década del 70, denunció un documento presentado en las Naciones Unidas. El bajón impactó en las Bolsas.Es sabido que el fuerte déficit comercial norteamericano es la contracara, por ejemplo, del incremento de las exportaciones latinoamericanas. Pero Estados Unidos no puede ya seguir financiando ese déficit y por eso, a través de la suba de la tasa de interés, comenzó a "enfriar la economía". Para agravar la cosa, paralelamente continúan los subsidios agrícolas de las naciones ricas, para castigo de las naciones pobres. En junio pasado el presidente George Bush promulgó una ley que representa 180.000 millones de dólares en subsidios para sus productores de maíz, arroz, trigo y soja.Varias consultoras pronostican que el ciclo alcista de las materias primas estaría llegando a su fin. Otras, en cambio, plantean la posibilidad de que se haya creado una burbuja en las inversiones por la enorme cantidad de fondos que se dirigieron a activos como materias primas o inmuebles.El Fondo Monetario Internacional, por otras razones, coincide con este pronóstico. "Creemos que se avecina un aumento de la oferta debido al mayor nivel de inversión", afirmó Raghuram Rajan, economista jefe del organismo financiero en Washington, al presentar un estudio sobre las perspectivas económicas mundiales.En el terreno de las materias primas agropecuarias, esas mismas consultoras afirman que los precios de los granos no caerán sólo por las mayores cosechas sino porque las bajas en las cotizaciones del oro, del petróleo y otros commodities terminarán contagiando, en menor proporción, a la soja, el maíz o el trigo. En definitiva, no habría que esperar subas en esos productos clave para la Argentina, sino más bien, una baja. El bienestar económico que siente el país en grandes términos (porque persiste el dramático desequilibrio en la distribución del ingreso) se debe a las exportaciones de materias primas, a las que se les aplican retenciones que engrosan el superávit fiscal y ayudan a mostrar cuentas públicas récord.Pero a estas sombras que se avecinan se les agregan, en la Argentina, dos problemas adicionales: la sequía y las previsiones sobre la eventual falta de energía, que el Gobierno insiste en minimizar. Ambas variables podrían debilitar los niveles de producción. Es un panorama a monitorear día a día porque puede aparejar un achatamiento del crecimiento y ello traería derivaciones difíciles de revertir. La dependencia de las materias primas como matriz exportadora ha sido un motivo de crítica a este Gobierno y a los anteriores porque se trata de una estructura de política económica que no toma en cuenta los riesgos. Se ha trabajado desde el Estado en el corto plazo y no se han diseñado alternativas productivas ni una política industrial que rompan con esta histórica dependencia. Es verdad que el país ha presenciado un repunte de las exportaciones fabriles pero lo que predominó por sobre todas las cosas para poder seguir tirando con los bolsillos llenos es el factor SS: Suerte y Soja.


NOTA DE P. DE H: Daneil Muchnik, uno de los pocos periodistas en materia económica que no se deja avasallar por la hegemonía liberal, hace un lúcido análisis de lo riesgoso de apostar sólo a una política agroexportadora. Al igual que en la Generación del 80, a nuestros gobernantes no se les ocurre otra cosa que seguir siendo un país exportador de materias primas e importador de manufacturas, conforme a la división internacional del trabajo, y al papel que Gran Bretaña definiera para Argentina.
En la medida que nuestro país no encare un proceso que lo coloque en el desarrollo industrial, y mas aún, en la capacidad de desarrollo tecnológico, seguiremos estando bajo la férula de dominación del imperio de turno.

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